El próximo mes de marzo hará 10 años que tome una de las mejores decisiones de mi vida: DEJAR DE FUMAR. A fecha de hoy todavía me parece increíble que fuera capaz de lograrlo.
Empecé a fumar
desde muy joven, demasiado joven, tanto que me da vergüenza ponerlo. Por
tonteo, por curiosidad, porque parecías más importante y mayor si lo hacías…, en
fin por lo que fuera. Con el paso del tiempo me fui picando y cada vez fumaba
más, hasta llegar a media cajetilla diaria y los fines de semana casi entera.
Tengo que
reconocer por increíble que parezca que hasta llegó a gustarme o mejor dicho
eso era lo que yo llegué a pensar, que lo hacía porque me gustaba. Deseaba terminar
de comer para encenderme un cigarro, me encantaba el café porque al mismo
tiempo fumaba y no digamos de las cañas, eso para mí era un ritual. Por eso,
pasados unos años, si se me pasaba por la cabeza la idea de quitarme de fumar rápidamente
desaparecía porque me visualizaba como una infeliz, no era capaz de verme
haciendo esas cosas y no fumar. Qué ingenua, verdad?, pues sí, así pensaba y al
hablarlo con muchas personas fumadoras la mayoría pensaba como yo.
En total habré
fumado aproximadamente unos 14 años, tuve unas tres intentonas que fracasaron
porque en realidad no quería dejarlo, hasta que por fin después de meditarlo y
pensar detenidamente lo que me perjudicaba, una noche de golpe, así sin más, me
estaba fumando un cigarro y le dije a mi marido mientras lo apagaba: “¡dejo de
fumar y esta vez es de verdad!” y lo fue, tan verdad que hasta el día de hoy no
fumo, lo cual me alegra muchísimo, porque saboreo mejor las comidas, respiro muy
bien, las cañitas me saben a gloria…
Todos sabemos
que fumar perjudica seriamente la salud a cualquier persona, razón de sobra
para dejarlo y razón principal por la que yo lo hice, sobre todo por los
consejos de mi dentista ya que fumar me perjudicaba muchísimo mi salud bucal.
Sin embargo, en ningún momento tome la decisión pensando en la esclerosis
múltiple, no era consciente, entre otras cosas porque no estaba demostrado ni
tenía información de que el tabaco influyera en el inicio y evolución de la
enfermedad.
Actualmente sí
hay estudios que lo demuestran, que el tabaco si influye en la EM. Sin saberlo
lo hice, y aunque he tenido brotes en estos años y ahora que llevo año y medio
con una batalla más intensa con la EM, me alegra el pensar que por no fumar me
estoy haciendo un favor a mí misma y que es una razón menos que tiene esta
caprichosa para vencerme.
Por
eso desde aquí, quiero animar a mis compis de batalla fumadores a que lo dejen,
que si se quiere se puede y que soy testigo de que se está y se siente mejor
sin fumar.
“NUNCA ES
TARDE PARA EMPEZAR ALGO BUENO”.
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