Forma parte de mi vida el que día si y día no me note sensaciones y cosas raras, pérdidas de sensibilidad, adormecimiento, hormigueos, pérdidas de equilibrio... la continua fatiga y cansancio que mientras se van y vienen y no persisten pues te acostumbras y no les das tanta importancia pero... la cuestión es que cuando estas sensaciones llegan y deciden quedarse, cuando pasan horas y ahí siguen, y llega el día siguiente y parece que la sensación es un poco más intensa, entonces es el momento en el que pienso: "¿Me echabas de menos?"
Intento no obsesionarme y darme un poco más de tiempo antes de dar la voz de alarma, no vaya a ser que encima parezca una paranoica y también me repito y repito ese diálogo interno en el que continuamente me digo a mi misma que será una falsa alarma y que al día siguiente todo habrá vuelto a su ser.

Una vez que das la voz de alarma y efectivamente es un brote llega la etapa de aceptación y aunque me cuesta muchísimo me hago consciente de que tengo que permanecer entera y entonces es cuando trato de sacar las fuerzas y energía para concentrarme e intentar verlo todo de la mejor manera posible con la esperanza e ilusión de que todo remitirá y volveré a estar bien.
Desde el último brote que me dio en febrero a este que tengo en estos momentos no me llegué a recuperar del todo y mis piernas no han vuelto a ser las de antes, más incertidumbre, es inevitable... se quedarán así, irán a mejor, a peor...nadie lo sabe, pase lo que pase de lo que si estoy segura es que sólo depende de mi la actitud a elegir para sobrellevarlo y hoy por hoy me sigo decantando por mi actitud positiva: QUE NADA NI NADIE NOS DETENGA!!
Consideramos la incertidumbre como el peor de todos los males hasta que la realidad nos demuestra lo contrario (Jean Baptiste Alphonse Karr)